Máquinas a la carta
Ante determinadas noticias me quedo a cuadros. En lo tocante al juego no hay que sorprenderse ya de nada. Cuando los políticos entran en el tema, en particular los de la cuerda rogelia, y ponen manos a la obra de proponer medidas o barajar iniciativas hay que atarse los machos. Porque de ahí puede salir cualquier barbaridad, de grueso o gran tamaño, depende del espíritu de genialidad que impregne el ánimo de los intervinientes.
En Aragón andan cociendo modificaciones de la Ley del Juego. Y me entero que el gobierno pretende que las máquinas hablen con los usuarios, que les formulen preguntas sobre la edad y responsabilidad con el juego y que atiendan a una serie de mensajes en materia de responsabilidad.
Esto supone pedir a los fabricantes la creación de máquinas a la carta en función de lo que dispongan los caballeretes que rigen los destinos de las autonomías. Puestos a pedir no estaría de más interesarse por el estado civil del usuario, su volumen de ingresos, su identificación laboral y la religión que practica. Así los gobiernos estarían en la mejor disposición llegado el momento de elaborar los históricos anuales del juego y la radiografía exacta de sus participantes.
Esta es una muestra más, y la lista es apabullante, de las barbaridades políticas que se están perpetrando con el juego. Por parte de una pandilla de indocumentados, de lerdos y arribistas que han hecho del juego una partida de insensateces y perogrulladas que están ocasionando un gravísimo daño al sector. Lo de las máquinas a la carta es ilustrativo de ello.
[ Ocultar Comentarios ]
Anteriores
La gestión de Chandiramani
Londres "mon amour"
Un cierto hastío
Merkur Dosniha dando respuestas
Alzis, un gran ejemplo empresarial
Zitro en el candelero
Hostelería sin camareros
¿No tienen trabajo los ayuntamientos?
Álamo, rey de los casinos
Máquinas a la carta