En medio de la ola de indignación que sacude a la industria del juego por la reciente publicación del reglamento de publicidad, son cada vez más las voces que muestran su sorpresa/estupefacción/rechazo a los contratos de SELAE, totalmente al margen de estas “recomendaciones” que desde el Ministerio de Consumo se hacen llegar, no solo a los operadores con licencia, sino a los organizadores de eventos deportivos (léase la carta a los presidentes de los clubes de fútbol), para tratar de desligar algo tan íntimamente relacionado, desde que el mundo es mundo, como deporte y apuestas.
Pero, oh sorpresa, como siempre SELAE, el operador con mayor volumen de negocio de España y el que mayor presupuesto destina a publicidad, se queda al margen. Basta recordar el famoso “Loterías con el deporte”, que en los últimos días se ha materializado en acuerdos con el golf y la vela, además de un contrato de asesoramiento en comunicación.
Pero éramos pocos y el anuncio de HZ de las jornadas de carreras subvencionadas por SELAE no se ha hecho esperar, otras 80 jornadas que, según los últimos datos publicados por el operador público, allá por 2017 (se ve que no han tenido tiempo de actualizarlo) rondan los 3 millones y medio de euros. ¿Quizá a ellos no les ha llegado ninguna misiva del Ministerio? ¿Lo tendrán en SPAM? ¿Va a permitir el Ministro Garzón que, un espectáculo lleno de niños, donde incluso algunos de los participantes son menores de edad, siga siendo como si nada monopolio de SELAE? Recordemos que en virtud de ese contrato (subvención encubierta, amén de ayuda de estado ilegal en el seno de la UE) por el que el operador público paga una riñonada a otra empresa pública de la que “casualmente” es accionista y a la que ha habido que rescatar en no sé cuántas ocasiones, a cambio de algo que podría tener gratis (poder ofrecer apuestas sobre esas carreras, como de hecho hacen desde hace años algunos operadores privados, aunque no lo publiciten, que parece que ahora es lo que molesta), todas las jornadas de carreras están “patrocinadas”. Y ahí están las vallas publicitarias en la línea de meta, en los cajones de salida, en el recinto de ganadores de todos los hipódromos, amén del consabido nombre de la cuarta carrera...
Un espectáculo público, un operador público, millones de euros públicos (tirados al WC, viendo la evolución de “la industria”)... y la ley de contratos del sector público que ni está ni se la espera. ¿Por qué aquí no preocupa el clamor de la sociedad, Sr. Garzón? ¿Por qué ni siquiera se aplican las medidas de seguridad en medio de esta pandemia, que tienen al fútbol y a la mayoría de deportes sin otra de sus principales vías de ingresos (las entradas a los estadios) al obligarles a celebrarse a puerta cerrada mientras aquí vemos todos los días a influencers sin mascarilla subiendo sus fotos de postureo apelotonadas en la pelousse de HZ? Dentro de los operadores y de los deportes, ¿también hay clases y clases, Sr. Ministro?.
A mí que me lo expliquen...
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